Si hay algo que tienen de bueno las crisis son los cambios. Toda nuestra historia comenzó en un momento de incertidumbre laboral. En el 2016 tres amigos, con pocas certezas, decidieron dar un paso adelante y emprender algo juntos. “¿Por dónde empezamos?” se preguntaron, y arrancaron por lo que mejor sabían hacer: Programar (¡Lo que sea!). Todo parecía tomar forma hasta que el primer cliente dio al ángulo con una pregunta incómoda/inquietante pero muy necesaria: “¿Tienen alguna especialidad?, ¿Son expertos en algo?”. Esa pregunta, en ese momento, no tuvo respuesta.

La interpelación quedó resonando en los fundadores y fue un escalón clave para poco a poco encontrar su propia identidad: no solo ser una empresa de software, sino un puente para la transformación digital.

Crecer sin perderse, no es fácil. Por eso nos enorgullece saber que nos distinguimos por nuestros valores de audacia, profesionalismo, innovación, adaptabilidad y sobre todo por impulsar una cultura y una metodología de trabajo que nos hace permanecer en un camino de crecimiento y aprendizaje continuo.